sábado, 18 de julio de 2009

Pensamientos de Santa Teresita de los Andes

"Confía todo a la Santísima Virgen. Rézale siempre el rosario para que Ella te guarde no sólo tu alma, sino también tus asuntos."

"La Santísima Virgen es el modelo más perfecto de nuestro sexo. ¿No vivió Ella siempre en una continua oración, en el silencio, en el olvido de lo de la tierra?"

"Habla a la Santísima Virgen de corazón a corazón. Cuando te sientas solo, mírala y verás que sonriendo te dice: "Tu madre jamás te deja solo". Cuando, triste y desolado, no halles con quién desahogarte, corre a su presencia y la mirada llorosa de tu Madre diciéndote "no hay dolor semejante a mi dolor" te confortará, poniendo en tu alma la gota de consuelo que cae de su dolorido corazón."

"Honra mucho a María. Es tu madre tan buena y cariñosa, que jamás dejará de velar por ti."

"La Santísima Virgen ha sido mi compañera inseparable. Ella ha sido la confidente íntima desde los más tiernos años de mi vida. Ella ha escuchado la relación de mis alegrías y tristezas. Ella ha confortado mi corazón tantas veces abatido por el dolor."

"No se atemoricen ante la nueva vida que se les presenta, pues siendo hijas de María, la Virgen las cubrirá con su manto."

"Cuando sufras, mira a tu Madre Dolorosa con Jesús muerto entre sus brazos. Compara tu dolor. Nada hay que se le asemeje. Es su único Hijo, muerto, destrozado por los pecadores. Y a la vista del cuerpo ensangrentado de su Dios, de las lágrimas de su Madre María, aprende a sufrir resignado, aprende a consolar a la Santísima Virgen, llorando tus pecados."

"Mi espejo ha de ser María. Puesto que soy su hija, debo parecerme a Ella y así me pareceré a Jesús."

"He puesto en defensa de mi causa dos grandes abogados que no pueden ser vencidos: mi Madre Santísima, a quien jamás he invocado en vano y que ha sido mi guía verdadera toda mi vida, desde muy chica, y mi Padre San José -a quien he cobrado gran devoción-, que lo puede todo cerca de su Divino Hijo."

"La que puso en mi alma el germen de la vocación fue la Santísima Virgen. Esta tierna Madre jamás ha sido en vano invocada por sus hijos. Ella me amó y, no encontrando otro tesoro más grande que darme en prueba de su singular protección, me dio el fruto bendito de sus entrañas, su Divino Hijo. ¿Qué más me pudo dar?"

"Ruego a la Madre de los Dolores para que no me deje jamás bajar la cima del Calvario, donde he de ser en cada momento de mi vida crucificada."

"Pídele a la Santísima Virgen que sea tu guía; que sea la estrella, el faro que luzca en medio de las tinieblas de tu vida."

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