"Recuerda que María es el grandioso y único molde de Dios apto para hacer imágenes vivas de Dios a poca costa y en poco tiempo. Quien halla este molde y se pierde en él, muy pronto se transformará en Jesucristo, a quien este molde representa perfectamente." (San Luis María de Montfort)
María se esfuerza constantemente en revestirnos de la semejanza de Jesús, procurando que nos identifiquemos con sus pensamientos y sentimientos, para que sea una realidad en nosotros el nombre de cristiano, es decir, discípulo e imitador de Jesucristo. Para ello se sirve de dos medios:
El primer medio de que se sirve María es la voz dulce y poderosa de sus ejemplos. Su vida es una predicación sencilla, elocuente y al alcance de todos. Desde ese punto de vista, después de la Santa Humanidad del Salvador es el don más preciado que hemos recibido del Cielo.
Todas las dificultades desaparecen en presencia de María.
María se nos presenta como la copia del Divino Modelo, copia que debemos reproducir en nosotros mismos. De ahí se deduce que el mejor medio de imitar a Jesús es esforzarse por imitar a María, y que sólo se parecerá al Hijo el que se parezca a la Madre.
El segundo medio que emplea María para llevarnos a la vida de Jesucristo conforme a la voluntad del Padre Eterno es su Mediación. La Iglesia, los Santos Padres y toda la tradición nos presentan a la Virgen como nuestra Abogada y Mediadora, esta mediación es necesaria para la salvación; no en el mismo grado ni el mismo rango que la de Jesucristo, pero sí de un modo real, porque Dios así lo ha dispuesto.
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