miércoles, 3 de septiembre de 2008

Oración de Juan Pablo II en Lourdes

"¡Dios te salve María, mujer pobre y humilde,
bendecida por el Altísimo!
Virgen de la esperanza, profecía de tiempos nuevos,
nos asociamos a tu himno de alabanza
para celebrar las misericordias del Señor,
para anunciar la venida del Reino y la liberación total del hombre.

¡Dios te salve María, humilde servidora del Señor,
gloriosa Madre de Cristo!
Virgen fiel, morada santa del Verbo,
enséñanos a perseverar en la escucha de la Palabra,
a ser dóciles a la voz del Espíritu,
atentos a sus llamamientos en la intimidad de nuestra conciencia
y a sus manifestaciones en los acontecimientos de la historia.

¡Dios te salve María, virgen dolorosa,
Madre de los vivos!
Virgen esposa ante la Cruz, nueva Eva,
sé nuestra guía por los caminos del mundo,
enséñanos a vivir y a transmitir el amor de Cristo,
enséñanos a permanecer contigo
junto a las innumerables cruces
en las que tu Hijo todavía está crucificado.

¡Dios te salve María, mujer de fe,
primera entre los discípulos!
Virgen, Madre de la Iglesia, ayúdanos a testimoniar siempre
la esperanza que nos habita,
teniendo confianza en la bondad del hombre
y en el amor del Padre.
Enséñanos a construir el mundo, desde el interior:
en lo profundo del silencio y de la oración,
en la alegría del amor fraterno,
en la fecundidad insustituible de la Cruz.


Santa María, Madre de los creyentes,
Nuestra Señora de Lourdes,
ruega por nosotros.
Amén."

(Oración de Juan Pablo II al rezar el rosario en su visita a Lourdes)

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