sábado, 31 de mayo de 2008

Visitación de la Virgen María a Santa Isabel

“En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» Y dijo María:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»

María permaneció con ella unos tres meses y se volvió a su casa.” (Lc 1,39-56)

"Siempre que piensas en María, Ella piensa por ti en Dios. Siempre que alabas y honras a María, Ella alaba y honra a Dios 13. Y yo me atrevo a llamarla "la relación de Dios", pues sólo existe con relación a El; o "el eco de Dios", ya que no dice ni repite sino Dios. Si tú dices María, Ella dice Dios. Cuando Santa Isabel alabó a María y la llamó bienaventurada por haber creído, Ella –el eco fiel de Dios– exclamó: Proclama mi alma la grandeza del Señor (Lc 1,46). Lo que en esta ocasión hizo María, lo sigue realizando todos los días; cuando la alabamos, amamos, honramos o nos consagramos a Ella, alabamos, amamos, honramos y nos consagramos a Dios por María y en María." (San Luis María G. de Montfort)

jueves, 29 de mayo de 2008

Nada iguala a María

"Nada iguala a María.
Nada, si no es Dios, es más grande que María.

Y Dios dio a María
a su mismo Hijo, igual que Él...
Así que es Hijo de Dios y de María.

La naturaleza entera fue creada por Dios,
y Dios nació de María.
Dios lo creó todo
y María engendró a Dios.

Aquel que pudo hacer todas las cosas de la nada
no quiso rehacer sin María
lo que fue deshonrado.

Dios engendró a Aquél por quien todo fue hecho,
y María dio a luz a Aquél
sin el cual absolutamente nada está bien.

Nada iguala a María."

(San Anselmo de Canterbury)

miércoles, 28 de mayo de 2008

"¿Cómo llenar mi vida?"

“Hoy en día, una de las profesiones que más trabajo tiene es la de psiquiatra... Muchas personas que se creen atacadas por neurosis no tienen neurosis, sino vaciedad de vida: No tienen nada que hacer, nada que las saque de sí mismas… ¡El egoísmo está en la raíz del mal! Una vida vacía, sin sentido; un alma que espera algo que la llene, que la tome, que le dé sentido a su existencia.
¡Es tan triste vegetar! ¡Ver que los años pasan y que no se ha hecho nada!, que nadie la mira con ojos agradecidos... que no tiene dónde volverse para encontrar amor.
El cristianismo no es sólo ley de santidad, sino también de salud espiritual y mental. Para algunos, la moral cristiana es un conjunto de leyes ordinariamente negativas: no hagas esto, ni aquello... Pero, felizmente, la verdad es muy distinta. El cristianismo no es un conjunto de prohibiciones, sino una gran afirmación: AMAR. «Dios es amor» (1Jn 4,8). ¿Cuál es el precepto más grande de la ley? Amarás... y el segundo, semejante al primero, es éste: y amarás a tú prójimo como a ti mismo. «Seamos cristianos, esto es, amemos a nuestros hermanos».
La mejor manera de llenar la vida: llenarla de amor. Jesucristo, poco antes de partir de este mundo, al querer resumir toda su enseñanza en un precepto fundamental, nos encargó: Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros... (cf. Jn 13,34-35). ¡En esto, y sólo en esto, conocerá el mundo que sois mis discípulos!
¿Cómo se salva a un hombre? –Amándolo, sufriendo con él, haciéndose uno con él, en el dolor, en su propio sufrimiento. No con discursos, que no cambian nuestras vidas; ¡sino con la evidente demostración del amor! La Iglesia necesita testigos.
Y entre todos los hombres, hay algunos a quienes Cristo nos recomienda en forma especial: a sus pobres. Y hacer o no hacer estas obras de caridad con el prójimo es tan grave a los ojos de Dios que va a constituir la materia del juicio: Tuve hambre... tuve sed... estuve preso... No «me» disteis... no «me»... (cf. Mt 25,31-46). El prójimo, el pobre en especial, es Cristo en persona. El pobre suplementero, el lustrabotas, la mujercita tuberculosa, es Cristo. El borracho... ¡no nos escandalicemos, es Cristo! ¡Insultarlo, burlarse de él, despreciarlo!, ¡es despreciar a Cristo! ¡¡Lo que hiciereis al menor, a mí lo hacéis!! Esta es la razón del nombre «Hogar de Cristo».
Menos palabras y más obras. El mundo moderno es anti-intelectualista: cree en lo que ve, en los hechos. Cuando los pobres ven, palpan su dolor y nos miran a nosotros cristianos, ¿qué tienen derecho a pedirnos? ¿A nosotros que creemos que Cristo vive en cada pobre? ¿Cuál debe ser nuestra actitud?: ¡Sentido social!, servir, dar, amar. Llenar mi vida, de los otros.
(San Alberto Hurtado)

martes, 27 de mayo de 2008

El Papa ve una nueva primavera del Rosario

"Hoy, juntos, confirmamos que el santo rosario no es una práctica piadosa del pasado, como oración de otros tiempos en los que se podría pensar con nostalgia. Al contrario, el rosario está experimentando una nueva primavera. No cabe duda de que este es uno de los signos más elocuentes del amor que las generaciones jóvenes sienten por Jesús y por su Madre, María. En el mundo actual, tan dispersivo, esta oración ayuda a poner a Cristo en el centro, como hacía la Virgen, que meditaba en su corazón todo lo que se decía de su Hijo, y también lo que él hacía y decía.

Cuando se reza el rosario, se reviven los momentos importantes y significativos de la historia de la salvación; se recorren las diversas etapas de la misión de Cristo. Con María, el corazón se orienta hacia el misterio de Jesús. Se pone a Cristo en el centro de nuestra vida, de nuestro tiempo, de nuestras ciudades, mediante la contemplación y la meditación de sus santos misterios de gozo, de luz, de dolor y de gloria.

Que María nos ayude a acoger en nosotros la gracia que procede de estos misterios para que, a través de nosotros, pueda difundirse en la sociedad, a partir de las relaciones diarias, y purificarla de las numerosas fuerzas negativas, abriéndola a la novedad de Dios. En efecto, cuando se reza el rosario de modo auténtico, no mecánico y superficial sino profundo, trae paz y reconciliación. Encierra en sí la fuerza sanadora del Nombre Santísimo de Jesús, invocado con fe y con amor en el centro de cada avemaría."

(Papa Benedicto XVI en la Basílica de Santa María la Mayor), mayo 2008

lunes, 26 de mayo de 2008

El Santo Rosario: Más poderoso que la bomba atómica

(Testimonio del Padre Schiffer S.J., sobreviviente de Hiroshima)
El del 6 de agosto de 1945 Durante la Segunda Guerra Mundial dos ciudades japonesas fueron destruidas por bombas atómicas: Hiroshima y Nagasaki.
En Nagasaki, como resultado de la explosión, todas las casas en un radio de aprox. 2.5 Km del epicentro fueron destruidas. Quienes estaban dentro quedaron enterrados en las ruinas. Los que estaban fuera fueron quemados.
En medio de aquella tragedia, una pequeña comunidad de Padres Jesuitas vivía junto a la iglesia parroquial, a solamente ocho cuadras (aprox. 1Km) del epicentro de la bomba.
La iglesia junto a la casa de los jesuitas quedó destruida, pero su residencia quedó en pié y los miembros de la pequeña comunidad jesuita sobrevivieron. No tuvieron efectos posteriores por la radiación, ni pérdida del oido, ni ningúna otra enfermedad o efecto.
El Padre Hubert Schiffer fue uno de los jesuitas en Hiroshima. Tenía 30 años cuando explotó la bomba atómica en esa ciudad y vivió otros 33 años mas de buena salud. El narró sus experiencias en Hiroshima durante el Congreso Eucarístico que se llevó a cabo en Filadelfia (EU) en 1976. En ese entonces, los ocho miembros de la comunidad Jesuita estaban todavía vivos.
El Padre Schiffer fue examinado e interrogado por más de 200 científicos que fueron incapaces de explicar como él y sus compañeros habían sobrevivido. El lo atribuyó a la protección de la Virgen María y dijo: "Yo estaba en medio de la explosión atómica... y estoy aquí todavía, vivo y a salvo. No fui derribado por su destrucción."
Además, el Padre Schiffer mantuvo que durante varios años, cientos de expertos e investigadores estudiaron las razones científicas del porqué la casa, tan cerca de la explosión atómica, no fue afectada. El explicó que en esa casa hubo una sola cosa diferente: "Rezábamos el rosario diariamente en esa casa".
En la otra ciudad devastada por la bomba atómica, Nagasaki, San Maximiliano Kolbe
había establecido un convento franciscano que también quedó intacto, los hermanos protegidos gracias a la protección de la Virgen. Allí ellos también rezaban diariamente el santo rosario.

domingo, 25 de mayo de 2008

Mediadora de intercesión

"Para llegar a Dios tenemos que subir tres escalones:

el primero, más cercano y adaptado a nuestras posibilidades, es María;
el segundo, es Jesucristo y
el tercero es Dios Padre.
Para llegar a Jesucristo hay que ir a María, nuestra Mediadora de intercesión. Y para llegar hasta el Padre hay que ir al Hijo, que es nuestro Mediador de Redención."

(San Luis María G. de Montfort)

sábado, 24 de mayo de 2008

Jóvenes a María

Acto de Consagración de los Jóvenes a María
(Juan Pablo II, Jornada Mundial de la Juventud, 2003)

«Ahí tienes a tu madre» (Juan 19, 27)
Fue Jesús, Virgen María
quien desde la cruz nos quiso entregar a ti,
no para atenuar sino para confirmar
su papel exclusivo de Salvador del mundo.
Si en el discípulo Juan,
te fueron confiados todos los hijos de la Iglesia
con más motivo me agrada el confiarte a ti, María,
los jóvenes del mundo.
A ti, dulce Madre,
cuya protección siempre he experimentado,
en esta tarde los vuelvo a confiar de nuevo.
Bajo tu manto, en tu protección,
ellos buscan refugio.
Tú, Madre de la divina gracia,
¡hazles resplandecer con la belleza de Cristo!
Los jóvenes de este siglo, en la aurora del nuevo milenio,
viven todavía los tormentos derivados del pecado,
del odio, de la violencia, y de la guerra.
Son también ellos los jóvenes
a los que la Iglesia mira con confianza
consciente de que con la ayuda de la gracia de Dios
lograrán creer y vivir como testigos del Evangelio
en el hoy de la historia.
María, ayúdales a responder a su vocación.
Guíales al conocimiento del auténtico amor
y bendice sus afectos.
Apóyales en el momento del sufrimiento.
Hazles mensajeros intrépidos del saludo de Cristo:
¡la paz esté con vosotros!
Con ellos, también yo me encomiendo una vez más a ti
y con afecto confiado te repito:
«Totus tuus ego sum!»
¡Soy todo tuyo!
Y también, cada uno de ellos, conmigo te grita:
«Totus tuus! Totus tuus!»

jueves, 22 de mayo de 2008

Los Dogmas de María

Un dogma es una verdad revelada por Dios y enseñada por el Magisterio infalible de la Iglesia. Son verdades recibidas de Dios - no doctrinas humanas - que se exponen en palabras adecuadas y precisas –se definen- en el momento oportuno de la historia, según los designios de Dios que guía y gobierna a la Iglesia.
Los Dogmas de María son cuatro:

MADRE DE DIOS
El dogma de la Divina Maternidad comprende dos verdades:
1- María es verdadera madre, es decir, ha contribuido a la formación de la naturaleza humana de Cristo con todo lo que aportan las otras madres a la formación del fruto de sus entrañas.
2- María es verdadera Madre de Dios, es decir, concibió y dio a luz a la segunda persona de la Santísima Trinidad, aunque no en cuanto a su naturaleza divina, sino en cuanto a la naturaleza humana que había asumido.

SIEMPRE VIRGEN
“Dios, habiendo amado al mundo hasta decretar darle a su Hijo infinito para su redención, escogió de antemano de entre todas las criaturas, a María, virgen purísima y santísima, para realizar tan grande e inefable misterio. De ahí que con la intervención del Espíritu Santo, que la cubrió con su sombra, la hizo Madre de su Unigénito, y juntamente con la riquísima fecundidad, conservó perpetuamente pura la flor de su virginidad, cuya virtud y hermosura admiran el sol, la luna, la naturaleza mira con pasmo y el infierno mismo se estremece ante ella.”

INMACULADA
La Iglesia Católica enseña que María es Inmaculada. Con este título se expresa aquel privilegio singular por el cual la Madre de Dios, al ser concebida, no contrajo la mancha del pecado original. Creemos como verdad de fe, que el alma de María desde el primer instante de su existencia, estuvo adornada con la gracia santificante. Creemos que no hubo momento alguno en el cual María se hallase en enemistad con Dios; creemos que en ninguna circunstancia de su vida, ni siquiera en el instante de su concepción, estuvo sometida al pecado.

ASUNTA
Al término de su vida terrena, María Santísima, por singular privilegio, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria –gloria singularísima- del Cielo. Mientras a todos los otros santos los glorifica Dios al término de su vida terrena en cuanto al alma, y deben, por consiguiente, esperar al fin del mundo para ser glorificados también en cuanto al cuerpo, María Santísima –y solamente Ella- fue glorificada cuanto al cuerpo y cuanto al alma.

Quinto dogma que se suplica:
Corredentora, Medianera y Abogada
“María es nuestra Corredentora con Jesús. Ella le dio su cuerpo y sufrió con Él al pie de la cruz.
María es la Mediadora de Todas las Gracias. Ella nos dio a Jesús y como nuestra Madre nos obtiene todas las gracias.
María es nuestra Abogada que reza a Jesús por nosotros.
Sólo a través del Corazón de María podemos llegar al Corazón Eucarístico de Jesús.
La definición papal de María como Corredentora, Mediadora y Abogada, traerá grandes gracias a la Iglesia.
Todo por Jesús a través de María.”
(Madre Teresa, MC)
(Fuente: “Los Dogmas de María”, de Giorgio Sernani)

miércoles, 21 de mayo de 2008

Imitar a María, Imitar a Jesús

"Recuerda que María es el grandioso y único molde de Dios apto para hacer imágenes vivas de Dios a poca costa y en poco tiempo. Quien halla este molde y se pierde en él, muy pronto se transformará en Jesucristo, a quien este molde representa perfectamente." (San Luis María de Montfort)
María se esfuerza constantemente en revestirnos de la semejanza de Jesús, procurando que nos identifiquemos con sus pensamientos y sentimientos, para que sea una realidad en nosotros el nombre de cristiano, es decir, discípulo e imitador de Jesucristo. Para ello se sirve de dos medios:

El primer medio de que se sirve María es la voz dulce y poderosa de sus ejemplos. Su vida es una predicación sencilla, elocuente y al alcance de todos. Desde ese punto de vista, después de la Santa Humanidad del Salvador es el don más preciado que hemos recibido del Cielo.
Todas las dificultades desaparecen en presencia de María.

María se nos presenta como la copia del Divino Modelo, copia que debemos reproducir en nosotros mismos. De ahí se deduce que el mejor medio de imitar a Jesús es esforzarse por imitar a María, y que sólo se parecerá al Hijo el que se parezca a la Madre.
El segundo medio que emplea María para llevarnos a la vida de Jesucristo conforme a la voluntad del Padre Eterno es su Mediación. La Iglesia, los Santos Padres y toda la tradición nos presentan a la Virgen como nuestra Abogada y Mediadora, esta mediación es necesaria para la salvación; no en el mismo grado ni el mismo rango que la de Jesucristo, pero sí de un modo real, porque Dios así lo ha dispuesto.

martes, 20 de mayo de 2008

El secreto admirable del Santo Rosario

“No es posible expresar cuánto prefiere la Santísima Virgen el Rosario a las demás devociones, cuán benigna se muestra para recompensar a quienes trabajan en predicarlo, establecerlo y cultivarlo y cuán terrible, por el contrario, contra quienes se oponen a él.
El Rosario, recitado con la meditación de los misterios:
nos eleva al perfecto conocimiento de Jesucristo;
nos purifica del pecado;

nos enriquece con gracias y méritos;
nos da la victoria sobre nuestros enemigos;
nos facilita la práctica de las virtudes;
nos inflama en el amor a Jesús;
y finalmente, nos obtiene toda clase de gracias.

Meditemos, pues, la vida y sufrimientos de Jesús mediante el Santo Rosario. ¡Nadie podrá comprender jamás el tesoro de santificación que encierran las oraciones y misterios del Rosario!”
(extracto de "El secreto admirable del Santísimo Rosario", de San Luis María G. de Montfort)
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Misterios Gozosos (Lunes y Sábado)
1º La Anunciación
2º La visitación de María a su prima Santa Isabel
3º El nacimiento de Jesús
4º La presentación de Jesús en el Templo
5º El Niño perdido y hallado en el Templo
Misterios Luminosos (Jueves)
1º El Bautismo de Jesús en el Río Jordán
2º Las bodas de Caná
3º Jesús proclama el Reino e invita a la conversión
4º La Transfiguración
5º La institución de la Eucaristía
Misterios Dolorosos (Martes y Viernes)
1º La oración de Jesús en el huerto de los olivos
2º Los azotes que recibió Jesús atado a una columna
3º La coronación de espinas
4º Jesús carga con la Cruz
5º La Crucifixión y Muerte de Jesús en la Cruz
Misterios Gloriosos (Miercoles y Domingo)
1º La Resurreción del Señor
2º La Ascensión
3º La venida del Espiritu Santo en Pentecostés
4º La Asunción de la Virgen en cuerpo y alma al Cielo
5º La coronación de María como Reina y Madre de todo lo creado
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lunes, 19 de mayo de 2008

"Ustedes son la luz del mundo"

(extracto del Discurso del Padre Alberto Hurtado a los jóvenes reunidos en la cima del Cerro San Cristóbal, la noche anterior a Cristo Rey, en octubre de 1938)
"En lo alto de un cerro, bajo las miradas de nuestro Padre Dios y protegidos por el manto maternal de María, se reúne, caldeada de entusiasmo, una juventud ardiente, portadora de antorchas brillantes, llena el alma de fuego y de amor, mientras a los pies la gran ciudad yace en el silencio pavoroso de la noche.
Esta escena me recuerda otra, ocurrida hace casi dos mil años, también sobre un monte al caer las tinieblas de la noche... En lo alto, Jesús y sus apóstoles, a los pies una gran muchedumbre, y más allá las regiones sepultadas en las tinieblas y en la oscuridad de la noche del espíritu (cf. Sal 106,10). Y Jesús conmovido profundamente ante el pavoroso espectáculo de las almas sin luz, les dice a sus apóstoles «Ustedes son la luz del mundo» (Mt 5,14).
Si Jesús apareciese en estos momentos en medio de nosotros, extendiendo compasivo su mirada y sus manos sobre Santiago y sobre Chile, les diría: «Tengo compasión de esa muchedumbre...» (Mc 8,2) y volviéndose a ustedes les diría con ternura infinita: «Ustedes son la luz del mundo... Ustedes son los que deben alumbrar estas tinieblas. ¿Quieren colaborar conmigo? ¿Quieren ser mis apóstoles?».
Este es el llamado ardiente que dirige el Maestro a los jóvenes de hoy. ¡Oh, si se decidiesen!
Pero ser apóstoles no significa llevar una insignia en el ojal de la chaqueta; no significa hablar de la verdad, sino vivirla, encarnarse en ella, transformarse en Cristo. Ser apóstol no es llevar una antorcha en la mano, poseer la luz, sino SER la luz...
Una vida íntegramente cristiana –mis queridos jóvenes– he ahí la única manera de irradiar a Cristo. El cristianismo, o es una vida entera de donación, una transformación en Cristo, o es una ridícula parodia que mueve a risa y a desprecio.
Y esta transformación en Cristo supone identificarse con el Maestro, aún en sus horas de Calvario. No puede, por tanto, ser apóstol el que por lo menos algunos momentos no está crucificado como Cristo.
¿Pueden beber el cáliz de las amarguras del apostolado? ¿Pueden acompañar a Jesús en sus dolores, en el tedio de una obra continuada con perseverancia? ¿Pueden?
¡Oh Señor!, si en esta multitud que se agrupa a tus pies brotase en algunos la llama de un deseo generoso y dijera alguno con verdad: «Señor, toma y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, toda mi voluntad, todo lo que tengo y poseo, lo consagro todo entero Señor a trabajar por ti, a irradiar tu vida, contento con no tener otra paga que servirte y, como esas antorchas, que se consumen en nuestras manos, consumirse por Cristo...» Renovarían en Chile las maravillas que realizaron los apóstoles en la sociedad pagana, que conquistaron para Jesús.”

domingo, 18 de mayo de 2008

Benedicto XVI: "'¡Confiad en mi!', nos repite hoy María"

La tradición relata que a Benedetto Pareto, inquieto porque no sabía cómo responder a la invitación de construir una iglesia en aquel lugar tan distante de Génova, la Virgen, en su primera aparición, le dijo: «¡Confía en mi! Los medios no te faltarán. Con mi ayuda todo se resultará fácil. Mantén sólo firme tu voluntad». «¡Confía en mí!». Esto nos repite hoy María. Una antigua oración, muy querida a la tradición popular, nos permite dirigirle estas confiadas palabras, que hoy hacemos nuestras: «Acuérdate, oh Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno que haya acudido a tu protección, implorado tu auxilio, reclamado tu socorro, ha sido abandonado». Es con esta certeza con la que invocamos la materna asistencia de la Virgen de la Guardia sobre vuestra comunidad diocesana, sobre sus Pastores, las personas consagradas, los fieles laicos: los jóvenes, las familias, los ancianos. A Ella le pedimos que vele, de manera especial, por los enfermos y todos los que sufren, y que haga fructíferas las iniciativas misioneras que están en marcha para llevar a todos el anuncio del Evangelio. A María confiamos juntos toda la ciudad, con su variada población, sus actividades culturales, socales y económicas; los problemas y los desafíos de nuestro tiempo, y el empeño de cuantos cooperan por el bien común.

(Palabras del Papa Benedicto XVI al rezar este domingo la oración del Ángelus en la plaza de San Pedro del Vaticano)

María Mírame

"... Madre mía querida y muy querida!
Ahora que ves en tus brazos
A ese bello y tierno niño
No te olvides de este siervo tuyo,
Aunque sea por compasión mírame,
Ya sé que te cuesta apartar los ojos de Jesús.
Para ponerlos en mis miserias,
Pero Madre si tu no me miras,
¿cómo se disiparán mis penas?
Si tu no te vuelves hacia mi rincón
¿quién se acordará de mi?
Si tu no me miras,
Jesús que tiene sus ojitos clavados en los tuyos,
No me mirará:
Si tu me miras Él seguirá tu mirada y me verá
Y entonces con que le digas
¡Qué pena! Necesita nuestra ayuda:
y Jesús me atraerá a sí y me bendecirá
y lo amaré y me dará fuerza y alegría
y confianza y desprendimiento
y me llenará de su amor y de tu amor
y trabajaré mucho por El y por Ti
y haré que todos te amen
y amándote se salvarán..."
(San Alberto Hurtado)

sábado, 17 de mayo de 2008

¡Contento, Señor, Contento!

"Hecho curioso, paradoja cruel. Nunca como hoy el mundo ha manifestado tantos deseos de gozar, y sin embargo, hecho curioso, el mundo está más triste hoy que nunca; ha sido necesario inventar técnicas médicas para curar la tristeza.

Unas soluciones del tipo de la evasión. En su grado mínimo es huir a pensar; atontarse... Otros afrontan el problema filosóficamente y llegan a doctrinas que son la sistematización del pesimismo. Para ambos grupos el fondo, confesado o no, es que la vida es triste, un gran dolor, y termina con un gran fracaso: la muerte.
Y sin embargo, la vida no es triste sino alegre, el mundo no es un desierto, sino un jardín; nacemos, no para sufrir, sino para gozar; el fin de esta vida no es morir sino vivir. ¿Cuál es la filosofía que nos enseña esta doctrina? ¡¡El Cristianismo!!
«Dios es amor», dice San Juan al definirlo, y nosotros nos hemos confiado al amor de Dios (1Jn 4,8.16). Todo lo que el amor tiene de bello, de tierno: entre padre e hijo, esposo y esposa, amigo y amiga, todo eso lo encontraremos en Él, pues es amigo, esposo, más aún, Padre. ¿Padre? ¿Padre de verdad? Y de verdad, tan verdad es padre: «Para que nos llamemos y seamos hijos de Dios» (1Jn 3,1). Padre que provee el alimento, Padre que nos recibe con sus brazos abiertos cuando hemos fallado a nuestra naturaleza de hijos y pecamos. Si tomamos esta idea profundamente en serio, ¿cómo no ser optimistas en la vida?
Dolores: ni la muerte misma enturbia la alegría profunda del cristiano. Para el cristiano no es la derrota, sino la victoria: el momento de ver a Dios. Esta vida se nos ha dado para buscar a Dios, la muerte para hallarlo, la eternidad para poseerlo. Llega el momento en que, después del camino, se llega al término. El hijo encuentra a su Padre y se echa en sus brazos, brazos que son de amor, y por eso, para nunca cerrarlos, los dejó clavados en su cruz.
Si el viaje nos parece pesado, pensemos en el término que está quizás muy cerca. Y al pensar que el tiempo que queda es corto, apresuremos el paso, hagamos el bien con mayor brío, hagamos partícipes de nuestra alegría a nuestros hermanos, porque el término está cerca. Se acabará la ocasión de sufrir por Cristo, aprovechemos las últimas gotas de amargura y tomémoslas con amor.
Y así, contentos, siempre contentos, que el santo triste es un triste santo. Jaculatorias del fondo del alma, contento, Señor, contento. Y para estarlo, decirle a Dios siempre: «Sí, Padre». Cristo es la fuente de nuestra alegría. En la medida que vivamos en Él viviremos felices."
(extracto de los escritos de San Alberto Hurtado)

viernes, 16 de mayo de 2008

Nada más grato a Jesucristo

“La Bienaventurada Virgen María, en cuanto es Madre de Dios, posee cierta dignidad infinita, por ser Dios un bien infinito. (…) posee una excelencia superior a la de todos los ángeles, más aún de los serafines y querubines. Es Madre de Dios, luego es purísima y santísima, y tanto que después de Dios, no puede imaginarse mayor pureza y santidad. (…) ¿Por qué pues, los novadores y no pocos católicos censuran nuestra devoción a la Virgen Madre de Dios, como si le tributásemos un culto que sólo a Dios es debido? ¿No saben éstos y no consideran que nada puede ser más grato a Jesucristo, cuyo amor a su Madre es sin duda tan encendido y tan grande, que el que la veneremos conforme a sus méritos y ejemplo y procuremos conciliarnos a su poderoso auxilio?”

(Pío XI, Encíclica “Lux veritatis”)

Solemnidad de la Santísima Trinidad

1. Corazón de Jesús Hijo del Eterno Padre.
En esta solemnidad la Iglesia encuentra en el Corazón de Cristo el acceso al Dios que es la Santísima Trinidad. Al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Este único Dios —Uno y Trino a la vez— es un misterio inefable de la fe.
Verdaderamente Él "habita en una luz inaccesible" (1 Tim 6. 16).
Y, al mismo tiempo, el Dios infinito ha permitido que le abrace el Corazón de un Hombre cuyo nombre es Jesús de Nazaret, Jesucristo. Y a través del Corazón del Hijo, Dios Padre se acerca también a nuestros corazones y viene a ellos.
Y así cada uno de nosotros es bautizado "en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". Cada uno de nosotros está inmerso, desde el principio, en el Dios Uno y Trino, en el Dios vivo, en el Dios vivificante. A este Dios lo confesamos como Espíritu Santo que, procediendo del Padre y del Hijo, "da la vida".

2. El Corazón de Jesús fue "formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre".
El Dios que "da la vida" y "se entrega al hombre" comenzó la obra de su economía salvífica haciéndose hombre.
Justamente en la concepción virginal y en el nacimiento de María comienza su corazón humano "formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre".
A este Corazón queremos venerar durante este mes del Sagrado Corazón. A este Corazón hoy mismo queremos hacerle singular fiduciario de nuestros pobres corazones humanos, de los corazones probados de diversas maneras, oprimidos de diversos modos. Y también de los corazones confiados en la potencia del mismo Dios y en la potencia salvífica de la Santísima Trinidad.



María, Madre Virgen, que conoces mejor que nosotros el Corazón Divino de tu Hijo, únete a nosotros hoy en esta adoración a la Santísima Trinidad e igualmente en la humilde oración por la Iglesia y el mundo.
Tú sola eres la guía de nuestra plegaria.



(Juan Pablo II. Angelus Solemnidad Santísima Trinidad 1985)

miércoles, 14 de mayo de 2008

María Auxiliadora

El día 24 de Mayo se celebra la fiesta de María Auxiliadora, y correspondería partir rezando la novena el jueves 15 de Mayo, a los que quieran invocar su auxilio en alguna petición.
San Juan Bosco decía: "Propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros" y recomendaba repetir muchas veces esta pequeña oración: "María Auxiliadora, rogad por nosotros". El decía que los que dicen muchas veces esta jaculatoria consiguen grandes favores del cielo.


Novena a María Auxiliadora

Madre amable de mi vida,
Auxilio de los cristianos,
la gracia que te pido,
pongo en tus benditas manos.
Dios te salve, María...

Tú que sabes mis congojas
pues todas te las confío,
da la paz a los turbados
y alivio al corazón mío.
Dios te salve, María...

Y aunque tu amor no merezco
no recurriré a Ti en vano
pues eres Madre de Dios
y Auxilio de los cristianos.
Dios te salve, María…

Acuerdate ¡Oh Madre Santa!
que jamás se oyó decir
que alguno te haya implorado
sin tu auxilio recibir;
por eso con fe y confianza,
humilde y arrepentido,
lleno de amor y esperanza,
este favor yo te pido. (Se pide la gracia)

María Auxiliadora, ruega por nosotros.

martes, 13 de mayo de 2008

Nuestra Señora de Fátima

Hoy es un día de gracias especiales. Imitemos a Lucía, Francisco y Jacinta en su amor a la Virgen.

Juan Pablo II decía: “Por designio divino, vino del cielo a esta tierra, en búsqueda de los pequeños privilegiados del Padre, «una mujer vestida de Sol» (Ap 12, 1). Les habla con voz y corazón de madre: os invita a ofrecerse como víctimas de reparación, ofreciéndose Ella para conducirlos, seguros, hasta Dios. (…) Os digo que «se avanza más en poco tiempo de sumisión y dependencia de María, que durante años enteros de iniciativas personales apoyadas en sí mismos» (S. Luis de Montfort, Tratado de la Verdadera Devoción a la SS.ma Virgen). Fue así que los pastorcillos se volvieron santos de prisa.”

Y no hay que tener miedo, pues es la misma Virgen quien nos invita: “!No te desanimes! Nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios."
También les dice a los pastorcitos: “Para salvar a los pecadores, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Orad, orad mucho y haced sacrificios por los pecadores. Son muchas almas que van al infierno porque no hay quien se sacrifique y ruegue por ellas. Es necesario que se enmienden, que pidan perdón de sus pecados... ¡No ofendan más a Nuestro Señor, que está ya muy ofendido! Rezad el rosario todos los días. A quien abrazare la devoción a mi Inmaculado Corazón, prometo la salvación.”

domingo, 11 de mayo de 2008

Pentecostés

"Nadie puede decir: ‘Jesús es Señor’, sino por influjo del Espíritu Santo" (1 Colosenses 12, 3)

"Recibid, oh Espíritu Santo, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día,
para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis actuaciones,
mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza
y todo el Amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reservas
a vuestras divinas operaciones,
y quiero ser siempre dócil
a vuestras santas inspiraciones.

Oh Espíritu Santo,
dignaos formarme con María y en María,
según el modelo de vuestro amado divino Jesús.

Gloria al Padre Creador,
gloria al Hijo Redentor,
gloria al Espíritu Santo Santificador."

(JPII)

sábado, 10 de mayo de 2008

Mes del Sagrado Corazón de Jesús

"Rico en misericordia hacia todos los que están oprimidos por el pecado, el Sagrado Corazón es principio y fundamento de paz y de verdadera esperanza.” (JPII)

"Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera." (Mt 11, 28-30)

Oración
Rendido a vuestros pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me habéis dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo vuestro adorable Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros y serviros, como fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que generoso concedéis a los que de veras os conocen, aman y sirven. Mirad que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Vos como el mendigo la limosna.
Mirad que soy muy rudo, soberano Maestro, y necesito vuestras divinas enseñanzas para luz y guía de mi ignorancia. Mirad que soy muy débil y caigo a cada paso, poderoso amparo de los frágiles, y necesito apoyarme en Vos para no desfallecer.
Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Vos lo espera todo mi pobre corazón. Vos lo alentasteis y convidasteis cuando con tan tiernos acentos dijisteis repetidas veces en vuestro Evangelio: “Venid a Mí… aprended de Mí… pedid… llamad…”. A las puertas de vuestro Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío os hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega; tomadlo Vos y dadme en cambio, lo que sabéis me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad.
Amén.


“Cuida tú de mi honra y de mis cosas, que mi Corazón cuidará de ti y de las tuyas”

Promesas del Sagrado Corazón de Jesús
1. Yo les daré todas las gracias necesarias a su estado.
2. Gozarán de paz en sus familias.
3. Les consolaré en todas sus penas.
4. Yo seré su refugio seguro durante la vida y sobre todo en la hora de su muerte.
5. Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.
6. Los pecadores hallarán en mi Corazón el manantial y el océano infinito de la misericordia.
7. Las almas tibias se volverán fervorosas.
8. Las almas fervorosas subirán rápidamente a una gran perfección.
9. Bendeciré las casas en que esté expuesta y sea honrada la imagen de mi Sagrado Corazón.
10. Daré a los sacerdotes el don de mover los corazones más endurecidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás se borrará de él.
12. Yo te prometo en el exceso de mi misericordia que mi amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren nueve primeros viernes de mes sin interrupción, la gracia de la perseverancia final.


"Al consagrarnos al Corazón de María, descubrimos el camino seguro al Sagrado Corazón de Jesús, símbolo del Amor Misericordioso de Nuestro Salvador" (Juan Pablo II, 22 de Septiembre 1986)

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

San José, ruega por nosotros.

jueves, 8 de mayo de 2008

La era de María (Pío XII)

"¿Podemos llamar de otra manera al tiempo, a la época en que vivimos, que tiempo y época de la Virgen Nuestra Señora? ¿No veis en el mundo entero qué lección de amor, de fervor extraordinario, íbamos a decir de santa locura, por la Madre de Dios, por la Medianera de todas las Gracias, por la Corredentora del género humano, por la divina gobernadora, por la que tiene las llaves de toda gracia, de todo don perfecto, de todo bien que desciende del cielo? Lo que siempre ha sido verdad, lo que siempre ha sido un dogma católico, se vive ahora más que nunca; es la palpitación de millones de hijos de la Virgen María que la aman, que la veneran, es el triunfo en todas las naciones de Nuestra Señora... porque Ella ha querido aparecerse recientemente; es Nuestra Señora de Fátima y Nuestra Señora de Guadalupe, Nuestra Señora de Lourdes, y Nuestra Señora del Pilar; es la Virgen María, es la Madre de Dios, sea cual sea el título con que se la invoque; es aquella a quién aman los cristianos, a quien se encomiendan los católicos, a quien aclaman hasta el delirio las muchedumbres de cristianos del mundo entero. ¡Es la era de la Virgen María!"

(Pío XII, 1949)

miércoles, 7 de mayo de 2008

La Humildad de María

"La vida de María fue oculta. Su humildad fue tan grande que su anhelo más firme y constante ha sido el ocultarse a sí misma y a todas las criaturas, para ser conocida sólo de Dios." (extracto del "tratado de la verdadera devoción a la Santisima Virgen")

La humildad, dice san Bernardo, es el fundamento y guardián de todas las virtudes. Y con razón, porque sin humildad no es posible ninguna virtud en el alma. Todas las virtudes se esfuman si desaparece la humildad.

"No os fijéis en que estoy morena, es que el sol me ha quemado" (Ct 1,6).

La Virgen tenía siempre ante sus ojos la divina majestad y su nada. Cuanto más se veía enriquecida, más se humillaba recordando que todo era don de Dios. Dice san Bernardino que no hubo criatura en el mundo más exaltada que María porque no hubo criatura que más se humillase que María.

María se turba al oír las alabanzas de san Gabriel. Y cuando Isabel le dice: "Bendita tú entre las mujeres... "(Lc 1,42-45), María, atribuyéndolo todo a Dios, le responde con el humilde cántico: "Mi alma engrandece al Señor". Como si dijera: Isabel, tú me alabas porque he creído, y yo alabo a mi Dios porque ha querido exaltarme del fondo de mi nada, "porque miró la humildad de su esclava".

Hablando de la humildad de María dice san Agustín: “De veras bienaventurada humildad que dio a luz a Dios hecho hombre, nos abrió el paraíso y libró a las almas de los infiernos.”

Es propio de los humildes el servicio. María se fue a servir a Isabel durante tres meses; a lo que comenta san Bernardo: “Se admiró Isabel de que llegara María a visitarla, pero mucho más se admiraría al ver que no llegó para ser servida, sino para servirla.”

María nos protege bajo el manto de su humildad. La Virgen le dijo a santa Brígida: “Hija mía, ven y escóndete bajo mi manto; este manto es mi humildad.” Y le explicó que la consideración de su humildad es como un manto que da calor; y como el manto no da calor si no se lleva puesto, así se ha de llevar este manto, no sólo con el pensamiento, sino con las obras. “De manera que mi humildad no aprovecha sino al que trata de imitarla. Por eso, hija mía, vístete con esta humildad.”
Reina mía, no podré ser tu verdadero hijo si no soy humilde.¿No ves que mis pecados, al hacerme ingrato a mi Señor me han hecho a la vez soberbio? Remédialo tú, Madre mía.Por los méritos de tu humildad alcánzame la gracia de ser humilde para que así pueda ser hijo tuyo verdadero.

(San Alfonso María de Ligorio)

martes, 6 de mayo de 2008

Totus Tuus, María

¡Virgen, Madre de mi Dios,
haz que yo sea todo tuyo!
Tuyo en la vida,
Tuyo en la muerte,
Tuyo en el sufrimiento,
Tuyo en el miedo
Y en la miseria.
Tuyo en la cruz
Y en el doloroso desaliento,
Tuyo en el tiempo
Y en la eternidad.
Virgen, Madre de mi Dios,
¡haz que yo sea todo tuyo!

Juan Pablo II

domingo, 4 de mayo de 2008

Papa Benedicto XVI a los jóvenes de Estados Unidos


Proclamen a Cristo Señor, “siempre prontos para dar razón de su esperanza a todo el que se la pidiere” (1 Pe 3,15).

Jóvenes amigos, me alegra tener la ocasión de hablar con ustedes. (…) Esta tarde quisiera compartir con ustedes algunas reflexiones sobre el ser discípulo de Jesucristo; siguiendo las huellas del Señor, nuestra vida se transforma en un viaje de esperanza.

Tienen delante las imágenes de seis hombres y mujeres ordinarios que se superaron para llevar una vida extraordinaria. La Iglesia les tributa el honor de Venerables, Beatos o Santos: cada uno respondió a la llamada de Dios y a una vida de caridad, y lo sirvió aquí en las calles y callejas o en los suburbios de Nueva York. (…) cada uno de nosotros podría estar entre ellos, pues en este grupo no hay un estereotipo, ningún modelo uniforme. (...) Inflamados por el amor de Jesús, sus vidas se convirtieron en extraordinarios itinerarios de esperanza.

(…) Dios es nuestro origen y nuestra meta, y Jesús es el camino. El recorrido de este viaje pasa, como el de nuestros santos, por los gozos y las pruebas de la vida ordinaria.
(...) Les animo a invitar a otros, sobre todo a los débiles e inocentes, a unirse a ustedes en el camino de la bondad y de la esperanza.

(…) Queridos amigos, la verdad no es una imposición. Tampoco es un mero conjunto de reglas. Es el descubrimiento de Alguien que jamás nos traiciona; de Alguien del que siempre podemos fiarnos. Buscando la verdad llegamos a vivir basados en la fe porque, en definitiva, la verdad es una persona: Jesucristo. Ésta es la razón por la que la auténtica libertad no es optar por “desentenderse de”. Es decidir “comprometerse con”; nada menos que salir de sí mismos y ser incorporados en el “ser para los otros” de Cristo (cf. Spe salvi, 28).

(…) Dios, de hecho, busca un sitio entre nosotros. A pesar de que la posada está llena, él entra por el establo, y hay personas que ven su luz. (...) La luz de Cristo les invita a ser estrellas-guía para los otros, marchando por el camino de Cristo, que es camino de perdón, de reconciliación, de humildad, de gozo y de paz.

Sin embargo, a veces tenemos la tentación de encerrarnos en nosotros mismos, de dudar de la fuerza del esplendor de Cristo, de limitar el horizonte de la esperanza. ¡Ánimo!


(…) Lo más importante es que ustedes desarrollen su relación personal con Dios. Esta relación se manifiesta en la plegaria. Dios, por virtud de su propia naturaleza, habla, escucha y responde.
(…) Hay otro aspecto de la oración que debemos recordar: la contemplación y el silencio. (…) Amigos, no tengan miedo del silencio y del sosiego, escuchen a Dios, adórenlo en la Eucaristía. Permitan que su palabra modele su camino como crecimiento de la santidad.

(…) Contemplando a Jesús en la cruz, vemos el amor en su forma más radical. Comencemos a imaginar el camino del amor por el que debemos marchar (cf. Deus caritas est, 12). Las ocasiones para recorrer este camino son muchas. Miren a su alrededor con los ojos de Cristo, escuchen con sus oídos, intuyan y piensen con su corazón y su espíritu. ¿Están ustedes dispuestos a dar todo por la verdad y la justicia, como hizo Él? (…) Hemos de escuchar atentamente. Hemos de responder con una acción social renovada que nazca del amor universal que no conoce límites. De este modo estamos seguros de que nuestras obras de misericordia y justicia se transforman en esperanza viva para los demás.

(…) Alimentados por la plegaria personal, preparados en el silencio, modelados por la liturgia de la Iglesia, descubrirán la vocación particular a la que el Señor les llama. Acójanla con gozo. Hoy son ustedes los discípulos de Cristo. Irradien su luz en esta gran ciudad y en otras. Den razón de su esperanza al mundo. Hablen con los demás de la verdad que les hace libres.

(…) Les animo a abrirle al Señor su corazón para que Él lo llene por completo y con el fuego de su amor lleven su Evangelio a todos los barrios de Nueva York.



(Para poder leer el mensaje del Santo Padre a los jóvenes y seminaristas completo: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2008/april/documents/hf_ben-xvi_spe_20080419_st-joseph-seminary_sp.html)

Oración para ofrecer el estudio

Madre mía Inmaculada, que por haber recibido en tu seno al Hijo de Dios eres Trono de Sabiduría, alcánzame la gracia de estudiar con orden y constancia, con pureza de intención y afán de servicio.
Haz que mi trabajo me acerque cada día más a Ti y a tu divino Hijo; que nunca me olvide de ofrecértelo como ahora lo hago, para que mis horas de estudio sean verdaderas horas de Oración.
Ayúdame también Señora a lograr el fruto humano y sobrenatural que Dios espera de mi estudio, para que santificándome en el trabajo alcance la dicha de amarte para siempre en el cielo.

Amén.

viernes, 2 de mayo de 2008

María, modelo de cooperación


“La gracia de María funcional

La gracia de María es gracia funcional. Toda gracia es funcional: en provecho de todos los demás, justos y pecadores. No se trata de honores sino de funciones. La función de María es ser Madre de Dios, y su gracia es para nosotros lo que funda nuestra esperanza, ya que la preferida de Dios es mi Madre.

La gracia funcional de María persiste: Cuando Dios ha elegido una persona para una función no cambia de parecer. San José, patrono de la Sagrada Familia, la Sagrada Familia creció y es la Iglesia, luego José, patrono de la Iglesia. María estaba al cuidado doméstico de la Sagrada Familia… Ésta crece, y está al cuidado doméstico de la Iglesia: «Así como cuando vivía Jesús iba usted, oh Madre, con el cántaro sobre la cabeza a sacar agua de la fuente, venga ahora a tomar agua de la gracia y tráigala, por favor, para nosotros que tanto la necesitamos».

Modelo de cooperación

María como Madre no quiere condecoraciones ni honras, sino prestar servicios. Y Jesús no va a desoír sus súplicas, Él, que mandó obedecer padre y madre. Su primer inmenso servicio fue el «Hágase en mí según tu palabra»... y el «He aquí la Esclava del Señor» (Lc 1,38). Dios hizo depender su obra del «Sí» de María. Sin hacer bulla prestó y sigue prestando servicios: esto llena el alma de una santa alegría y hace que los hijos que adoran al Hijo, no puedan separarlo de la Madre.”

(extracto de los escritos de San Alberto Hurtado)

Digna Madre de Dios...

"'El ojo no ha visto, el oído no ha oído, a nadie se le ocurrió pensar…' (1 Cor 2,9), las bellezas, grandezas y excelencias de María, milagro de los milagros de la gracia, de la naturaleza y de la gloria. 'Si quieres comprender a la Madre –dice un santo– trata de comprender al Hijo. Pues Ella es digna Madre de Dios.'
¡Enmudezca aquí toda lengua!"


(extracto del "Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen", de San Luis María de Montfort)

jueves, 1 de mayo de 2008

San José Obrero

Maestro de vida interior, trabajador empeñado en su tarea, servidor fiel de Dios en relación continua con Jesús: éste es José. Ite ad Ioseph. Con San José, el cristiano aprende lo que es ser de Dios y estar plenamente entre los hombres, santificándo el mundo. Tratad a José y encontraréis a Jesús. Tratad a José y encontraréis a María, que llenó siempre de paz el amable taller de Nazaret.”
(extracto de “Es Cristo que Pasa”, de San Josemaría Escrivá de Balaguer)

San José es la cabeza de la Sagrada Familia. El hombre en quien Dios confió sus más valiosos tesoros. Esposo de María Santísima, padre adoptivo de Jesús. No hay en el Cielo santo más grande que él después de su esposa, María.
El crecimiento de Jesús "en sabiduría, edad y gracia" (Lc 2, 52) se desarrolla a la vista de José, que tenía la alta misión de "criarle", esto es, alimentar, vestir e instruir a Jesús en la Ley y en un oficio, como corresponde a los deberes propios del padre.
En el Sacrificio Eucarístico la Iglesia venera ante todo la memoria de la gloriosa siempre Virgen María, pero también la del bienaventurado José porque "alimentó a aquel que los fieles comerían como Pan de Vida Eterna."

Novena a San José
Glorioso Patriarca San José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas más imposibles, ven en mi ayuda en esta intención que te confío...
Toma bajo tu protección esta situación que te encomiendo a fin de que tenga una feliz solución.
Mi bien amado padre, toda mi confianza está puesta en ti; que no se diga que te he invocado en vano y, puesto que tú puedes TODO ante Jesús y María, muestrame que tu bondad es tan grande como tu poder.
Amén.

San José, te pedimos que nos enseñes a ser obedientes y cumplir la voluntad de Dios. Ayúdanos a poder hacer igual que tú y estar siempre dispuestos a oír lo que Dios quiere que hagamos.

San José, ruega por nosotros.

San José, acuérdate de nosotros.

San José, concédenos la gracias que te pedimos.