jueves, 10 de diciembre de 2009

Madre de la Iglesia

"¡Qué alegría inmensa tener por madre a María Inmaculada! Cada vez que experimentamos nuestra fragilidad y la sugestión del mal, podemos dirigirnos a Ella, y nuestro corazón recibe luz y consuelo. Incluso en las pruebas de la vida, en las tempestades que hacen vacilar la fe y la esperanza, pensemos que somos sus hijos y que las raíces de nuestra existencia se hunden en la infinita gracia de Dios. La misma Iglesia, aunque está expuesta a las influencias negativas del mundo, encuentra siempre en Ella la estrella para orientarse y seguir la ruta indicada por Cristo. María es de hecho la Madre de la Iglesia…"

(Benedicto XVI, 8 de Diciembre 2009)

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